Dicen que Valle Inclán resucitó, y claro, apareció en esta España rajoyana. Dicen también que flipó tanto que se fue al registro y borró su autoría sobre el esperpento, por falta de calidad en relación de lo que él había escrito a lo que la realidad le mostraba. Según Valle, “el esperpento se basa en la deformación sistemática de la realidad. ¡Y no puedo competir contra lo que se está generando aquí ahora!”.
Dicen también que empezó a ver frases que superaban cualquier indicio del esperpento que el escribió, y quedó maravillado con aquélla de Rajoy que decía: ”todo lo que se refiere a mí y a los compañeros del partido no es cierto, salvo alguna cosa que han publicado los medios“; con aquélla otra de Cospedal en la que decía: ”como se pactó una indemnización en diferido en forma efectivamente de simulación o de lo que hubiera sido en diferido, en partes de lo que antes era una retribución, tenía que tener la retención a la Seguridad Social“; con la de Carlos Floriano sobre Fraga, en la que afirmaba que “Manuel Fraga actuó siempre guiado por dos principios: el amor a España y el entendimiento de la política como un servicio público“; con Beatriz Escudero vinculando la mayor tasa de aborto con la falta de formación; con Fátima Báñez hablando de que la virgen del Rocío ayudará al gobierno a mejorar la situación económica; a Sigfrid Soria que twitteaba que “eso sí, como un perroflauta me acose por la calle, me intimide o agreda, la ostia (sic) que se lleva ni se la va a creer“… por no hablar de las incitaciones ciliciales de Arias Cañete, la vinculación entre el aborto y ETA de Jorge Fernández Díaz… y otra multitud de declaraciones semejantes.
Gervasio Sánchez estuvo en las guerras balcánicas de los 90′. Hoy dice que ha vuelto a Sarajevo, donde en 2002 llevó a su mujer y a su hija a ver la tumba de Nalena Skorupan (y de Mirsada Demirovic), ya que “su muerte es el símbolo más brutal de la locura”.
Dice hoy Gervasio en Facebook: “Sarajevo. He visitado la tumba de Nalena Skorupan. Tenía 81 días cuando murió el 8 de enero de 1994. Nació huérfana. Su padre murió combatiendo”
Una de las tareas que tenemos pendiente en la lucha contra el neoliberalismo es rescatar la historia y no permitir que nos roben la memoria. El capitalismo neoliberal trata de levantarse como un sistema ahistórico, y sus ideólogos luchan desde los think-tanks y desde los medios para lanzar todo tipo de ideas y proyectos que buscan naturalizar la realidad social partiendo de su deshistorización. Frente a ello, debemos levantarnos, partiendo de que “lo que se llama lo social es, de principio a fin, historia” (P. Bourdieu, Cuestiones de Sociología, Istmo, 2ooo). La sociedad en la que vivimos no es “natural”, está construida históricamente y se basa en una dominación que en buena medida se ejerce por el propio desconocimiento de los dominados sobre el carácter de constructo histórico de la realidad social en que viven. Si los dominadores buscan establecer la legitimidad que fundamente los marcos institucionales, los dominados debemos rebelarnos contra la supuesta verdad establecida que señala la eternidad, la “naturalidad” de la condición de las sociedades en que vivimos.
Así pues, se nos hace ver que no necesitamos la historia, o quizá lo que quieren decir es que no necesitamos la historia que no conviene al neoliberalismo triunfante, cuyo corolario lógico es aquélla idea del “fin de la Historia” que lanzó el gurú Fukuyama.
Pero podemos verlo desde otra óptica, reivindicativa. Recojo al sup Marcos, quién nos dice [“Un periscopio invertido (o la memoria, una llave enterrada)”, febrero 1998]:
“En el neoliberalismo la Historia se recicla para negarse y provocar arrepentimiento. En el globalizado sacrificio de las utopías se incluye la quema de banderas de rebeldía y se abrazan las del cinismo y el conformismo. El Saber se recicla y recicla sus ‘sacerdotes’. La nueva verdad, la de los mercados financieros, necesita nuevos profetas. El nuevo político es también un historiador, pero en sentido inverso. Para él sólo el presente tiene valor y el pasado debe ser visto como el responsable de todo lo malo que ocurra. ‘La verdadera historia’, nos dice y se dice el neo-político, ‘empieza conmigo’.
(…) Dice el escritor portugués José Saramago que ‘al contrario de lo que generalmente se pretende hacer creer, no hay nada más fácil de comprender que la historia del mundo, aunque mucha gente ilustrada todavía se empeñe en afirmar que es demasiado complicada para el rudo entendimiento del pueblo’.
El miedo neoliberal a la Historia no es tanto a su existencia (…), sino a que se conozca, a que se aprenda de ella. Para evitar esto, la Historia es secuestrada por esa ‘gente ilustrada’ y maquillada adecuadamente, de modo de hacerla irreconocible para los de abajo. El secuestro de la Historia por las elites es para ‘remodelar’ su consumo de modo que se escamotee al ser humano su patrimonio fundamental: la memoria.
En la nueva ‘historia mundial’, el presente derrota al pasado y sujeta al futuro. El hoy es el nuevo tirano, a él se le rinde pleitesía y obediencia”.
“En el neoliberalismo la Historia se recicla para negarse y provocar arrepentimiento. En el globalizado sacrificio de las utopías se incluye la quema de banderas de rebeldía y se abrazan las del cinismo y el conformismo. El Saber se recicla y recicla sus ‘sacerdotes’. La nueva verdad, la de los mercados financieros, necesita nuevos profetas. El nuevo político es también un historiador, pero en sentido inverso. Para él sólo el presente tiene valor y el pasado debe ser visto como el responsable de todo lo malo que ocurra. ‘La verdadera historia’, nos dice y se dice el neo-político, ‘empieza conmigo’.
(…) Dice el escritor portugués José Saramago que ‘al contrario de lo que generalmente se pretende hacer creer, no hay nada más fácil de comprender que la historia del mundo, aunque mucha gente ilustrada todavía se empeñe en afirmar que es demasiado complicada para el rudo entendimiento del pueblo’.
El miedo neoliberal a la Historia no es tanto a su existencia (…), sino a que se conozca, a que se aprenda de ella. Para evitar esto, la Historia es secuestrada por esa ‘gente ilustrada’ y maquillada adecuadamente, de modo de hacerla irreconocible para los de abajo. El secuestro de la Historia por las elites es para ‘remodelar’ su consumo de modo que se escamotee al ser humano su patrimonio fundamental: la memoria.
En la nueva ‘historia mundial’, el presente derrota al pasado y sujeta al futuro. El hoy es el nuevo tirano, a él se le rinde pleitesía y obediencia”.
Carne de ave bajo el sudario
Penumbra. Toda
¿Tiemblas?
Provoca la quietud: mantenla
Respira olores
desecha oxígenos
Silencia azotes. Reprime.
Sé de tus piñas
Las he ido conociendo en tantos bosques
Sé de tus piñas
Las abro con uñas deshuesadas
Sé de tus piñas
de sus cavidades
de carnes escondidas
Sé de tu olor
a bosque puro
Comí piñones hasta saciarme
buscando las piñas
que se parecían a ti
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