miércoles, 9 de noviembre de 2016

EL ENTIERRO DE UN ANIMAL

El Frente de Liberación Animal (FLA), también conocido por su nombre en inglés Animal Liberation Front (ALF), es el nombre utilizado por activistas por los derechos de los animales que usan la acción directa para liberar animales.

 Esto incluye rescatarlos de instalaciones y sabotear éstas como modo de protesta y boicot económico a la experimentación en animales, el uso de animales como vestimenta, el uso de animales como alimento u otras industrias basadas en la explotación a los animales. Cualquier acción directa que promueva la liberación animal y que «toma toda precaución razonable para no poner en peligro vidas de cualquier tipo» puede ser reclamada como hecha por el FLA, mientras que sea consistente con los otros objetivos de la organización.

Los activistas del ALF son un modelo de lucha sin líderes. Las células del grupo, actualmente activas en alrededor de 35 países, operan clandestinamente e independientemente unas de otras. Una célula puede consistir en sólo una persona.

 Robin Webb, quien lleva la Oficina de prensa del Frente en el Reino Unido, ha dicho sobre este modelo de activismo: «Por esto es por lo que el FLA no puede ser destruido, no puede ser infiltrado, no puede ser parado. Vosotros, todos y cada uno de vosotros: vosotros sois el FLA»


En los últimos tiempos se ha puesto de manifiesto un importante aumento de la sensibilización social hacia el maltrato a los animales
Ya en 2013, el Informe de la Fiscalía de ese año (Fiscal de sala coordinador de Medio Ambiente) alertaba sobre el incremento de denuncias de malos tratos infligidos a animales domésticos:

«Otro de los temas de interés a la vista del mayor número de denuncias que se registran en la Unidad Coordinadora sobre el mismo, es el del maltrato animal. Se observa con carácter general un aumento en la sensibilización social ante esta lacra, lo que se ha visto favorecido por la entrada en vigor de la última modificación del artículo 337 de CP por LO 5/10, que ha facilitado el aumento de las sentencias condenatorias».
Además, la citada Fiscalía ha detectado casos de este tipo de delitos en el contexto de procedimientos por violencia doméstica como forma de causar un mayor perjuicio a la víctima.

Y los informes de los años 2014 y 2015 del Ministerio Fiscal han constatado el continuo aumento de denuncias por este tipo de maltrato.


Crece la demanda de animales exóticos

Sin duda, si estas capturas se producen es porque hay demanda de seres vivos exóticos o de partes determinadas de su cuerpo (colmillos, cabezas de trofeo, piel...). La moda de poseer un ejemplar diferente, único, o el estatus que trasmite vestir con pieles singulares produce una actividad lucrativa muy rentable y poco perseguida hasta hace unos años, al no concretarse la posibilidad de acciones legales dirigidas a sancionar severamente a los traficantes. En 1975, veintiún países, entre ellos los de la UE, firmaron el Convenio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, CITES. Desde entonces, el tráfico se convirtió en un delito que, según la aplicación del nuevo reglamento europeo de 1997 basado en el CITES, supone penas de cárcel de hasta 6 años para los traficantes.
Sin embargo y a pesar de los controles internacionales, persisten la impunidad y la rentabilidad de este negocio debido a que los canales de distribución y los delincuentes son difíciles de descubrir; de hecho, se ha constatado que en muchas ocasiones los infractores son los mismos negocian, también ilegalmente, con armas y drogas. A esto hay que añadir que según SEPRONA, el servicio de defensa de la naturaleza de la Guardia Civil, tres cuartas partes de los animales capturados mueren durante las operaciones de captura, transporte y comercialización, con lo que se hacen necesarias más capturas para satisfacer la demanda del mercado clandestino.
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En España se desarrolla (principalmente, en concepto de tránsito) casi la tercera parte del comercio ilegal del animales y plantas protegidos en el mundo y, según las autoridades aduaneras, más de la mitad de estas transacciones ocurren sin ser detectadas. Durante 1999, el SEPRONA cursó 7 actuaciones relacionadas con delitos de ecotráfico, detuvo a cuatro presuntos traficantes y presentó 254 denuncias administrativas. Su privilegiada posición estratégica desde el punto de vista geográfico convierte a la Península Ibérica en enclave idóneo para todo tipo de actividades comerciales y de comunicación marítimas y aéreas. Además, la Península acoge por sí misma una riqueza faunística envidiable.
Esto induce a furtivos, pajareros, cazadores desaprensivos, delincuentes y mafias organizadas, a peinar campos y montes en busca de víctimas que cazar y vender, lo mismo da que sean osos pardos, rebecos, urogallos, linces, o incluso águilas imperiales o halcones peregrinos, pasando por toda suerte de pajarillos (mal llamados de jaula, como si ese fuera su hábitat natural) o galápagos. A resultas de todo ello, España es junto con Argentina, Indonesia y Tailandia, uno de los cuatro países más afectados por el tráfico ilegal de especies amparadas por el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES
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Crece la demanda de animales exóticos

Sin duda, si estas capturas se producen es porque hay demanda de seres vivos exóticos o de partes determinadas de su cuerpo (colmillos, cabezas de trofeo, piel...). La moda de poseer un ejemplar diferente, único, o el estatus que trasmite vestir con pieles singulares produce una actividad lucrativa muy rentable y poco perseguida hasta hace unos años, al no concretarse la posibilidad de acciones legales dirigidas a sancionar severamente a los traficantes. En 1975, veintiún países, entre ellos los de la UE, firmaron el Convenio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, CITES. Desde entonces, el tráfico se convirtió en un delito que, según la aplicación del nuevo reglamento europeo de 1997 basado en el CITES, supone penas de cárcel de hasta 6 años para los traficantes.
Sin embargo y a pesar de los controles internacionales, persisten la impunidad y la rentabilidad de este negocio debido a que los canales de distribución y los delincuentes son difíciles de descubrir; de hecho, se ha constatado que en muchas ocasiones los infractores son los mismos negocian, también ilegalmente, con armas y drogas. A esto hay que añadir que según SEPRONA, el servicio de defensa de la naturaleza de la Guardia Civil, tres cuartas partes de los animales capturados mueren durante las operaciones de captura, transporte y comercialización, con lo que se hacen necesarias más capturas para satisfacer la demanda del mercado clandestino.
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Crece la demanda de animales exóticos

Sin duda, si estas capturas se producen es porque hay demanda de seres vivos exóticos o de partes determinadas de su cuerpo (colmillos, cabezas de trofeo, piel...). La moda de poseer un ejemplar diferente, único, o el estatus que trasmite vestir con pieles singulares produce una actividad lucrativa muy rentable y poco perseguida hasta hace unos años, al no concretarse la posibilidad de acciones legales dirigidas a sancionar severamente a los traficantes. En 1975, veintiún países, entre ellos los de la UE, firmaron el Convenio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, CITES. Desde entonces, el tráfico se convirtió en un delito que, según la aplicación del nuevo reglamento europeo de 1997 basado en el CITES, supone penas de cárcel de hasta 6 años para los traficantes.
Sin embargo y a pesar de los controles internacionales, persisten la impunidad y la rentabilidad de este negocio debido a que los canales de distribución y los delincuentes son difíciles de descubrir; de hecho, se ha constatado que en muchas ocasiones los infractores son los mismos negocian, también ilegalmente, con armas y drogas. A esto hay que añadir que según SEPRONA, el servicio de defensa de la naturaleza de la Guardia Civil, tres cuartas partes de los animales capturados mueren durante las operaciones de captura, transporte y comercialización, con lo que se hacen necesarias más capturas para satisfacer la demanda del mercado clandestino.
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