Las cosas que no nos dijimos de Marc Levy:
Con más de 15 millones de ejemplares de sus novelas vendidos en todo el mundo, Marc Levy se ha convertido en un referente indiscutible de la literatura contemporánea. Con su nueva novela, Las cosas que no nos dijimos, Levy va un paso más al lá y arrastra al lector a un universo del que no querrá salir. Cuatro días antes de su boda, Julia recibe una llamada del secretario personal de Anthony Walsh, su padre. Walsh es un brillante hombre de negocios, pero siempre ha sido para Julia un padre ausente, y ahora llevan más de un año sin verse. Como Julia imaginaba, su padre no podrá asistir a la boda. Pero esta vez tiene una excusa incontestable: su padre ha muerto.Las diez ciudades más literarias según National Geographic (II)
De nuevo nos adentramos en el compendio que ha realizado la marca National Geographic de las ciudades consideradas como “más literarias”, aquellas en las que podemos vivir las mejores experiencias relacionadas con el mundo de la lectura. Ya hablamos en el artículo anterior de Edimburgo, de Dublín, de Londres, de París, de Estocolmo y de Portland y Washington D.C. A continuación nos centraremos en las restantes: Melbourne y Santiago de Chile.
Si Camberra es la capital política de Australia, Melbourne es la cultural, sin discusión posible. Su biblioteca central, la State Library de Victoria, que se construyó a mediados del siglo XIX, ofrece entrada gratuita y se muestra orgullosa de su sala principal, La Trobe, adornada además de citas de escritores famosos. Melbourne también cuenta con sus rutas literarias (pubs y bares incluidos, en los que no podía faltar el omnipresente Oscar Wilde), y una muy interesante feria del libro semanal todos los sábados en la Plaza Fed.
National Geographic es, qué remedio, anglocéntrica, y enumera varias ciudades británicas y estadounidenses, además de incluir Estocolmo como adalid de la vieja Europa, a San Petersburgo como campeón de los rusos de finales del XIX, dejándonos sólo a Chile como representante no anglosajón más allá de los mares. En Santiago se centran en Neruda, promocionando su casa-museo, y celebrando también a la ganadora del Nobel Gabriela Mistral. Pero parece ser que el mayor encanto de Santiago de Chile se encuentra en sus mercadillos, rastros y ferias, protagonizados por libros de segunda mano y cafeterías literarias. Parece ser que el elevado precio del libro en Chile impulsa un comercio de segunda mano y de intercambio muy importante, lo que se traduce en el crecimiento de establecimientos relacionados con este tipo de obras y de rastros especializados.
Las listas, como ocurre siempre, son incompletas y subjetivas. Seguramente nuestros lectores habrán vivido experiencias literarias incomparables en ciudades que esta selección no recoge, y os animamos a que las compartáis en los comentarios. Más aun, y teniendo en cuenta la ausencia notable de más países no anglosajones, tanto europeos como hispanoamericanos, en esta lista, ¿qué mejor que compilar la nuestra propia? En lo que se refiere a nuestra lengua, ¿qué ciudades españolas, sudamericanas, centroamericanas, recomendaríais para entrar en contacto con el fantástico mundo de la literatura? ¿En qué lugar del mundo habéis realizado una ruta, una visita excepcional que os haya enseñado más sobre vuestros autores y libros favoritos? Y yendo más allá, ¿qué ciudades creéis que os inspirarían a vosotros mismos para crear, para escribir? ¿Os llaman la atención vuestros lugares de siempre, aquellos donde os habéis criado y que conocéis como la palma de vuestra mano? ¿O preferiríais viajar lejos para encontrar el punto exacto donde se escribió vuestra obra preferida, el lugar donde se emborrachaba, drogaba o simplemente contemplaba el paisaje vuestro escritor más leído? Como siempre, estaremos encantados de conocer vuestra visión respecto a este tema, la geografía de lo literario.
Las descargas de El prisionero del cielo
El otro día hablamos del papel decimonónico de la industria editorial y de cómo debía cambiar para adecuarse a la revolución tecnológica del siglo XXI. Está claro que su manera de trabajar está todavía llena de tics por corregir, pero hay que trabajar entre todos, autores, editores, libreros y lectores, para llegar a un punto en común.
Sin embargo, si el otro día había que hablar mal de los editores, hoy hay que hacerlo de los lectores. Debido a algún despiste de seguridad ya es posible descargar el ebook de El prisionero del cielo, la última novela de Carlos Ruiz Zafón, en numerosas webs y foros dedicadas al intercambio de enlaces, tanto en epub como en pdf y otros formatos, como el del Kindle o el Fbb2 de Papyre. Antes del lanzamiento oficial apareció esta versión electrónica que ha batido récords de descarga.
Seamos serios. No se le puede pedir a la industria que haga un esfuerzo para adecuarse a la realidad que vivimos mientras por el otro lado se descargan novedades incluso antes de que salgan a la venta. El perjuicio económico es alto, ahí no hablamos de libros descatalogados, de precios inalcanzables, o un clásico cuyo acceso debería ser gratuito. Hablamos del hedonismo por la novedad, el «lo quiero ya y punto» que afecta no sólo a la editorial, también alcanza al autor. Si en otras ocasiones hemos hablado de que el editor puede ser un elemento accesorio, creo que nadie debería llevarse a engaño: escribir es algo que lleva tiempo, paciencia y que para conseguir unos resultados aceptables necesita algo más que comentarios en un foro. Si el objetivo de los usuarios de libros electrónicos es no pagar nada nunca, me temo que el camino va a ser muy oscuro para la creación literaria en este país, alejando incluso la posibilidad no ya de la profesionalización, al alcance sólo de unos pocos, sino de ese punto semi-profesional en el que se mueven muchos autores, entre libros publicados, talleres, sus trabajos a jornada reducida y columnas de opinión.
Un escritor no es una estrella del rock, para muchos el don de gentes no es precisamente su virtud más destacada, y si hay que elegir entre dedicar horas a las redes sociales para darse un poco a conocer y poner caritas sonrientes a gente que ni conoces, ni conocerás, en tu vida, igual la idea de escribir se va haciendo más cuesta arriba, pese a que sea un gusanillo que te corroe por dentro, a lo mejor vas espaciando la dedicación, mientras se van perdiendo las ganas. No le pasará a todos, claro, escritores, como editores o lectores, los hay de todo pelaje y condición.
Ya hemos hablado de otros modelos de edición y publicación basados en la teoría del freemium y, como ya os enseñamos, el crowdfunding, por poner un ejemplo. Pero la pregunta a los lectores es clara, ¿qué es lo que queréis de los escritores y los editores? ¡Pedid por esa boquita!
Autores relacionados: Carlos Ruiz Zafón
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