Desobediencia o desobediencia civil se define como el acto de no acatar una norma de la que se tiene obligación de cumplimiento. La norma que debería obedecerse es, por lo general, una norma jurídica, o en todo caso cualquier norma que el grupo en el poder considera investida de autoridad en el sentido de que su transgresión acarreara inevitablemente un castigo.
La desobediencia puede ser activa o pasiva. El término "civil" hace referencia a los deberes generales que todo ciudadano
debe reconocer, legitimando así el orden legal vigente. En otras
palabras, "civil" indica que el objetivo principal de la desobediencia
es traer cambios en el orden social o político que afectarían la libertad de los ciudadanos.
La desobediencia civil puede definirse como "cualquier acto o proceso de oposición pública a una ley o una política adoptada por un gobierno establecido, cuando el autor tiene conciencia
de que sus actos son ilegales o de discutible legalidad, y es llevada a
cabo y mantenida para conseguir unos fines sociales concretos".
Para que un acto se clasifique como de desobediencia civil, se
necesita que la acción se haga públicamente, que sea ilegal o que así lo
clasifique el poder, y que al mismo tiempo quien cometa el supuesto delito esté consciente de sus acciones y motivos.
La desobediencia civil es una forma de disidencia política
consistente “en una quiebra consciente de la legalidad vigente con la
finalidad no tanto de buscar una dispensa personal a un deber general de
todos los ciudadanos (objeción de conciencia),
sino de suplantar la norma transgredida por otra que es postulada como
más acorde con los intereses generales. Intereses que, no obstante, han
de ser identificados a través de un procedimiento democrático de
formación de la voluntad”.
Los actos de desobediencia civil buscan no la afirmación de un
principio en la esfera privada, sino una llamada de atención a la opinión pública
sobre el hecho de que una ley o política sancionadas por las
autoridades están conculcando un principio de índole moral. En adición,
"la desobediencia civil se debe dar a conocer a los representantes de
orden público de una manera que se sientan identificados sobre la
cuestión por la que van a luchar y sus fines deben ser públicos y
limitados. Su objetivo manifiesto no puede ser el beneficio particular o
económico; debe guardar cierta relación con una concepción de la justicia o del bien común."
Otra forma de definir la desobediencia al Derecho
(aunque en el fondo con un sentido similar), sería la siguiente:
"Entiendo por desobediencia civil en sentido amplio aquellas formas de
insumisión al Derecho motivadas por consideraciones políticas o morales
que, no obstante ilícitas, guardan una mínima lealtad constitucional, es decir, aceptan el sistema de legitimidad democrático como el más correcto para la adopción de las decisiones colectivas".
En primer lugar, el término "civil" hace referencia a los fines
perseguidos por los activistas: son fines políticos, de cambio social.
La desobediencia civil es una acción deliberada e intencional. El progreso
moral o político se perciben como la consecuencia, como el efecto
buscado por los desobedientes. Y para ello es lógico que los activistas
utilicen las tácticas y estrategias que mejor se ajusten a sus fines.
Pero esta pretensión de cambio se enmarca en el reconocimiento de los
deberes generales del ciudadano en una sociedad libre. Y en particular
en la lealtad hacia las reglas del juego del orden constitucional: la
desobediencia civil no es revolucionaria, ni pretende imponer su criterio a la mayoría, sino que respeta las reglas democráticas de cambio político.
En segundo lugar los desobedientes actúan por motivos morales.
Consideran que las normas que rechazan son normas arbitrarias u odiosas,
que repugnan a la conciencia del ciudadano. La desobediencia civil es
una expresión de responsabilidad personal por la injusticia, refleja el compromiso de no colaborar ni someterse a prácticas y normas injustas.
En tercer lugar, la desobediencia civil es siempre pública y abierta.
Los activistas buscan influir no sólo en sus gobernantes, sino también
(y sobre todo) en la opinión pública. Por ello la desobediencia civil
suele ser, asimismo, colectiva, y no individual. La publicidad es un
medio de persuasión, y no de coacción. Es en este sentido que ha podido
decirse (Rawls, Habermas) que la desobediencia civil es una forma de discurso público, con una función pedagógica.
En cuarto lugar, los desobedientes están dispuestos a asumir las consecuencias legales de sus actos, y a aceptar el castigo
previsto para ellos. Quien acepta pacífica y disciplinadamente la
sanción que conlleva su comportamiento ilegal está afirmando con ello su
respeto por el conjunto del ordenamiento constitucional y por las
reglas del juego democrático. La aceptación voluntaria del castigo
sirve, además, para diferenciar la desobediencia moralmente motivada de
la infracción interesada u oportunista.
En quinto lugar, la desobediencia civil es pacífica y no violenta. Esta condición debe entenderse como una voluntad de minimizar los daños y de restringir el uso de la fuerza en todo lo posible. El uso descontrolado y masivo de la fuerza física es incompatible con la desobediencia civil.
"Los actos de desobediencia civil son parte de un estado de derecho democrático que se desarrollan en sociedades maduras", que logran crear conflictos dejando saber que las leyes e instituciones
que están establecidas legalmente pueden fallar en algún momento. Esto
abre espacio a la creación de interpretaciones distintas a las
existentes, que intentan exponer para que ser consideradas justas.
Desde la perspectiva de la desobediencia civil, es discutible la
opinión de que todo acto que vaya en contra de la ley es siempre un acto
ilegal que merece ser castigado.
Tal vez una de las razones por las cuales el tema de la desobediencia
despierta la sensibilidad y suspicacia de vastos sectores
(especialmente de aquéllos vinculados a los diferentes ámbitos del
poder), sea el hecho de que se encuentra ampliamente extendida esa
conceptualización que define a la relación política como una relación de
“mando y obediencia” en donde la pregunta por el fundamento de la
legitimidad del poder queda desplazada por el énfasis en la
consideraciones como un hecho desprovisto de valoraciones.
http://es.wikipedia.org/wiki/Desobediencia_civil#Historia
http://es.wikipedia.org/wiki/Desobediencia_civil#La_desobediencia_civil_en_la_actualidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario