miércoles, 25 de enero de 2017

ABEJAS DESAPARECIDAS, EL FIN DE LOS TIEMPOS NATURALES



Según palabras de A. Einstein, la vida sin estos insectos sería un desastre global. “Al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida. Sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”.

Así de inquietante resulta que poco a poco las abejas vayan desapareciendo de muchos lugares del planeta.

La Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) dice que hay 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos en todo el mundo, y 71 de ellos se polinizan con las abejas. Sólo en Europa, el 84% de las 264 especies de cultivo y 4000 variedades vegetales existen gracias a la polinización por abejas.



No es cuestión de alarmarse, pero sí de estar alerta y de preguntarnos una vez más por las consecuencias en el planeta de nuestro modo de vida, donde todo vale con tal de que sea un negocio.

Este artículo que me parece bastante interesante ha sido publicado en The Independent y ha sido traducido para que lo entiendas.
Especie amenazada.-



 La miel, que merma la población de abejas.

A través de toda America, millones de abejas están abandonando sus colmenas y vuelan hasta morir, dejando a los apicultores en la ruina y amenazando la agricultura de la región.

Esta situación es aplicable a todas las latitudes porque la polinización en la agricultura es necesaria.
La biodiversidad es la mejor inversión de futuro, la mejor herramienta para enfrentarnos a los desafíos presentes y futuros e incluso el garante de la preservación de valores tan importantes para el bienestar pero a veces menospreciados como los valores estéticos. Pero su pérdida es una de las principales amenazas que sufre el planeta. Según la FAO, se estima que se pierde entre el 1 y el 10% de la biodiversidad cada década.


Además, las abejas solo por sí mismas ya representan una importante parte de la biodiversidad de nuestro planeta. En el mundo existen entre 25.000 y 30.000 especies de abejas y en España más de 1.000.

Por otro lado cerca del 90% de las plantas silvestres con flor dependen de los insectos polinizadores para existir. En algunos casos las relaciones de dependencia son tan extremas que una planta no existiría sin un insecto polinizador específico y viceversa.
Hasta la fecha nadie sabe porqué.

Lee también: “Las abejas, majestuosos seres de la naturaleza“
Reportaje de Michael McCarthy.-



Tiene tintes de un misterioso asesinato de sociedad.

Apenas podríamos encontrar un mundo mas tranquilo y sosegado que el de la apicultura.

Pero los apicultores de Estados Unidos se han encontrado de repente con la aflicción, la calamidad y la muerte a escala masiva.

Y no encuentran ninguna pista del porqué eso está sucediendo.
ENFERMAS, PERO SIN COLAPSO
El próximo objetivo, prosiguió Lipkin, será determinar si el virus es la única causa del fenómeno o bien están implicados otros factores --como una toxina, el abuso de insecticidas químicos, parásitos, una nutrición escasa o la sequía-- que contribuirían a debilitar las abejas. En el mismo sentido se pronunció Jeffery Pettis, entomólogo del Ministerio de Agricultura de EEUU y coautor del estudio: "Esta investigación proporciona una excelente pista, pero es poco probable que el IAPV sea la única causa del CCD". Por ejemplo, análisis genómicos de abejas sanas importadas de Australia detectaron el virus, pero sus colmenas no desarrollaban el CCD. Una de las posibles causas es que las abejas de Australia no están infectadas por la varroa, un parásito habitual en las colmenas americanas y europeas que debilita el sistema inmunitario.

Los científicos han descartado también como "muy poco probables" varias hipótesis estrambóticas sugeridas en los últimos meses, como las radiaciones emitidas por las ondas de telefonía móvil --que supuestamente desorientarían a los insectos-- y la implantación de cultivos transgénicos.

Ha sido el equipo de Christopher Connolly, (Univ. Dundee, GB), quien ha investigado el impacto de dos insecticidas (los neonicotinoides y coumaphos) utilizados en las colmenas para matar el ácaro Varroa.

Es un parásito externo de la abeja que se alimenta de su sangre. La cría de abeja morirá o nacerá con malformaciones que le impedirán atender las tareas de la colonia.

El resultado de los pesticidas, sólo dura 3 o 4 años, ya que se hacen inmunes. Se prueba ahora con nuevos tratamientos no contaminantes*: como aceite esencial de pomelo o azúcar en polvo.
Bruselas ya ha actuado con el veto a los 3 pesticidas. Habrá que esperar a conocer nuevos datos tras su aplicación práctica.

En cuanto a la eliminación del ácaro, en EEUU han inventado un sistema eléctrico denominado Mitezapper, o atrapa-ácaros, un cuadro eléctrico que irradia calor y es eficaz en un 85%.

La Universidad de Pensilvania lo combate con ácido fórmico, y otros apicultores han constatado mediante azúcar en polvo. La Universidad del Mar del Plata (Argentina), ha ensayado con aceite esencial de pomelo, con resultados positivos.

En nuestro día a día también podemos combatir contra esta problemática actuando en la lucha contra el cambio climático y la contaminación, pero aun así, se nos plantean dudas como:

¿Existen otras medidas? ¿Estamos a tiempo de remediar o deberíamos trabajar también en la prevención de este fenómeno? ¿Están desapareciendo otros animales que a priori no nos parecen fundamentales pero sin su actividad no concebiríamos la vida?



Este desorden se ha registrado en por lo menos 24 estados de EE.UU.

Está teniendo un efecto principal en las colmenas móviles que se transportan a través de los EE.UU para polinizar grandes cosechas, tales como naranjas en Florida o almendras en California.

Algunos han perdido hasta el 90 por ciento de sus abejas.

Una estimación fiable de la extensión verdadera del problema no será posible hasta que el invierno acabe y las colonias de abejas hibernadas del norte de los estados despierten.
Los científicos están muy preocupados, porque si no hay una causa obvia para la enfermedad hasta ahora, no hay manera de abordarla.

“Estamos extremadamente alarmados,” dijo Diana Cox-Foster, profesora de entomología en la universidad de estados de Penn y uno de los miembros principales del grupo de trabajo llamado desorden del colapso de las colonias.

“Es una de las enfermedades más alarmantes de insectos que haya golpeado y es potencialmente devastadora para la industria de apicultura de los Estados Unidos y el resto de los países.

“La mayor parte de la polinización de más de 90 cosechas comerciales que crecen a través de los Estados Unidos está proporcionada por la Apis mellifera, la abeja de la miel, y el valor de la polinización para la salida agrícola en el país se estima en $14.6 bn (£8bn) anualmente.

    “Los apicultores alquilan cerca de 1.5 millones de colonias cada año para polinizar las cosechas (una colonia generalmente es el grupo de abejas de una colmena”.

La cosecha de almendra de California, que es la más grande del mundo, extendiéndose sobre mas de medio millón de acres del estado central valley, arrastra ahora más de la mitad de las colonias móviles de abejas en América durante el tiempo de polinización – que es ahora.


    “Algunas de las grandes operaciones comerciales de apicultura que han sido duramente golpeadas por la enfermedad actual han tenido que importar millones de abejas de Australia para permitir a los almendros ser polinizados”.


Albert Einstein, el científico más conocido mundialmente, afirmó hace ya unos cuantos años que “Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo le quedarían 4 años de vida” o “Si las abejas desaparecen, también el hombre“.

Son frases rotundas y a las que muchos han hecho oídos sordos porque, parece, que nos resulta difícil pensar que un insecto tan pequeño pueda cambiar nuestra vida de forma absoluta. Aunque, si nos detenemos a pensar en las funciones que cumplen las abejas, probablemente nuestra percepción variaría.
Sin abejas: desparece la vegetación y animales

Si nos basamos en detalles históricos y estudios podemos afirmar que la abeja lleva habitando la Tierra desde hace 80 millones de años. Desde textos en los que se mencionaba el néctar dulce que fabricaban las abejas como pinturas rupestres en las que se puede ver a los hombres recolectando dicha miel, jeroglíficos, Mesopotamia, China… La abeja ha acompañado al hombre desde los primeros tiempos hasta hoy, momento en el que están en peligro.
Las  abejas están desapareciendo

La población de abejas está disminuyendo a nivel mundial y la preocupación generada es lo suficientemente importante como para que comiencen a tomarse medidas pero, la primera pregunta que tenemos que hacernos es ¿por qué desaparecen? La respuesta más obvia y más certera es el propio ser humano.

Hay datos que son un escándalo: en Oregón (EEUU) murieron 50.000 abejas por los efectos de un pesticida; en Europa han muerto muchísimas abejas debido al uso de un fertilizante (neonicotinoides) según la Comisión para el Control de la Seguridad Alimentaria de la Unión Europea (EFSA).



El microorganismo, descubierto en Israel en el 2004, actúa en los insectos debilitados
ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA
La desaparición masiva de abejas en colmenas de EEUU y posiblemente de otros países del mundo está vinculada a un virus conocido con las siglas IAPV, según sostiene una investigación norteamericana que se publica hoy en la revistaScience. Los autores del trabajo descartan como origen de la rara enfermedad la acción de un ácaro o de un hongo, como a menudo se ha sugerido, pero al mismo tiempo creen que los estragos causados por el IAPV han contado posiblemente con la colaboración de factores ambientales.

abejas

El síndrome del despoblamiento de las colmenas, en inglés CCD (Colony Collapse Disorder), se detectó por primera vez en EEUU en 1996, aunque hasta el 2003 no alcanzó carácter de grave epizootia, con numerosos casos documentados en España y otros países europeos (Alemania, Italia, Portugal, Bélgica, Polonia, Holanda, Grecia). En las colmenas afectadas por el CCD, las abejas adultas desaparecen dejando la miel y el polen recolectado, pero prácticamente nunca se detectan insectos muertos porque fallecen en el campo, lejos de su colonia.
Los investigadores secuenciaron genéticamente los intestinos de abejas sanas y enfermas en busca de diferencias --microorganismos como bacterias, virus y hongos-- que explicaran el síndrome. Las muestras fueron tomadas en diversas regiones continentales de EEUU, aunque también se compararon con abejas sanas y jalea real procedentes de Hawai, Australia y China.
El principal resultado fue el hallazgo en las colmenas enfermas de una variante del IAPV (israeli acute paralysis virus), un patógeno que fue identificado por primera vez en Israel en el 2004. "Podría ser la causa potencial del CCD", explicó ayer prudentemente uno de los autores del trabajo, Ian Lipkin, de la Universidad de Columbia, en Nueva York. No se ha probado una relación causal entre el agente infeccioso y el CCD, dice el artículo de Science, pero el IAPV fue el único microorganismo presente en prácticamente todas las muestras procedentes de colmenas afectadas.


ntre los problemas de la salud que estos insectos  sufren se encuentran malformaciones, trastornos del sistema nervioso y del comportamiento o desorientación.

Especialmente por la falta de orientación gran parte de las abejas enfermas no llegan a encontrar su colmena o, si la encuentran, a veces no son reconocidas y se las rechaza.

En los EE. UU., tan sólo el último invierno, el número de panales se redujo en un 34%, según un censo del Servicio de Investigación en Agricultura de ese país, en el cual algunos apicultores experimentaron pérdidas de más del 60% en un año.

Las Abejas salvajes se alimentan de la diversidad de flores de su hábitat, disfrutando de una variedad de fuentes de polen y néctar. Las abejas están comercialmente limitidas por cultivos específicos, como las almendras, arándanos y cerezas. Las colonias mantenidas por apicultores aficionados no les va mejor, ya que los barrios suburbanos y urbanos ofrecen limitada diversidad de plantas. Las abejas que se alimentan de los cultivos únicos y de las escasas variedades de plantas, pueden sufrir deficiencias nutricionales que afectan a su sistema inmunológico.

 Plaguicidas

Cualquier desaparición de una especie de insectos implicaría el uso de plaguicidas como una posible causa, y el CCD no es una excepción. Los apicultores están particularmente preocupados por una posible conexión entre el CCD y el neonicotinoides, que corresponde un grupo de pesticidas a base de nicotina. Uno de estos plaguicidas, el imidacloprid, se sabe que afecta a los insectos de manera similar a los síntomas de hallados por el CCD.

 Cultivos Transgénicos

Otro sospechoso del CCD es el polen de los cultivos transgénicos, en particular, el maíz modificado para producir la toxina Bt (Bacillus thuringiensis). La mayoría de los investigadores coinciden en que la exposición al polen Bt, por sí sola, no es una causa probable de CCD. No todas las colmenas de forrajeo de polen Bt han sucumbido al CCD, ya que, algunas no se alimentaban cerca de los cultivos transgénicos. Sin embargo, un posible vínculo que pudiese existir entre el Bt y las colonias que desaparecen, es cuando las abejas, ya debilitadas por otras causas, establecen contacto con el Bt.

 Apicultura Migratori




Los apicultores comerciales alquilan sus colmenas a los agricultores, lo cual lleva a una traslado constante. Para las abejas, la orientación de su colmena es vital para la vida, por lo cual, el moverse de un lugar a otro debe ser estresante para ellas. Además, el mover las colmenas puede diseminar enfermedades y agentes patógenos, porque las abejas se entremezclan en los campos.

En el Reino Unido hubo pérdidas de panales de hasta un tercio en los dos últimos inviernos.

De continuar esta mortandad las consecuencias en el mundo experimentaría un impacto en la alimentación y hasta en la industria textil, pues, por ejemplo, escasearía la alfalfa para el ganado, frutas, verduras, nueces, semillas aceiteras, algodón, etc. Incluso desaparecerían muchas flores silvestres y aves libres.

“Las abejas contribuyen a la seguridad alimentaria mundial y su extinción representaría un terrible desastre biológico, dijo Bernard Vallat, de la Organización Mundial para la Salud Animal.

Las abejas son tendencia. En 2015 se colaron (merecidamente) en las búsquedas más populares de Google en España: la pregunta “¿Qué pasaría si no hubiera abejas?” está entre las diez más buscadas durante el año pasado.

“Si las abejas desaparecieran, a la humanidad le quedarían cuatro años de vida”. Esta frase, que se atribuye a Einstein, puede ser un poco extrema, pero no deja de ser cierto que la desaparición de las abejas sí supondría un enorme reto para la humanidad: la biodiversidad, nuestra alimentación e incluso la economía se verían seriamente dañadas. Entonces… ¿Qué pasaría si no hubiera abejas? Estas serían algunas de las consecuencias:. Adiós al equilibrio ecológico

La compleja red de la vida en la Tierra se vería profundamente afectada. Las abejas y otros insectos desempeñan una de las funciones más fascinantes y fundamentales para la vida tal como la conocemos: la polinización, pieza fundamental para que las especies vegetales sigan existiendo. Por supuesto, de ellas dependen enormes beneficios para el medio ambiente y los ecosistemas, lso llamados “servicios ecosistémicos”, como la manutención de la calidad del aire que respiramos y de un clima adecuado. Los frutos y semillas son a la vez la dieta exclusiva de innúmeras especies animales, que a su vez son el alimento de otras muchas especies.


Las abejas, además de productoras de miel, son indispensables para la polinización de las flores y de las plantas. Las abejas constituyen un elemento en la cadena interactiva de los ecosistemas. El papel de la abeja es muy importante en los diversos ciclos de la vida de diversas especies. Sin abejas no hay miel, pero sobretodo, no hay reproducción, desaparecen determinadas especies vegetales, con lo que desaparecen diversas especies de animales.

Hace algunos años, los apicultores del mundo comenzaron a reportar la desaparición de colonias enteras de abejas, aparentemente durante la noche. Sólo en los EE.UU., miles de colonias de abejas se perdieron por el denominado CCD (Colony Collapse Disorder). Las teorías sobre las causas del CCD, surgieron casi tan rápidamente como las abejas desaparecieron. Aún no existe una causa o respuesta definitiva. La mayoría de los investigadores esperan que la respuesta sea una combinación de factores. Aquí se establecen diez posibles causas del CCD.
Casi todas las abejas reinas, y posteriormente todas las abejas, descienden de uno de los varios cientos de reinas reproductoras. Esta reserva genética limitada puede degradar la calidad de las abejas reinas para iniciar nuevas colmenas, y el resultado en las abejas que son significativamente más susceptibles a enfermedades y plagas.

 Prácticas Apícola
Dividir o combinar las colmenas, la aplicación de acaricidas químicos, o de la administración de antibióticos son prácticas dignas de estudio. Algunos apicultores e investigadores creen que estas prácticas, algunas de las cuales tienen siglos de antigüedad, son la única respuesta al CCD. Sin duda., estas tensiones en las abejas podrían ser factores contribuyentes
Los Parásitos y Agentes Patógenos
Las plagas de abejas conocidas como la loque americana y ácaros traqueales, no llevan a la colonia, por si sola,  a un estado CCD, sin embargo, algunos sospechan que pueden hacer que las abejas sean más susceptibles a ella. Los productos químicos utilizados para controlar los ácaros varroa comprometen aún más la salud de las abejas melíferas. Incluso, la respuesta al enigma del CCD podría estar en el descubrimiento de una nueva plaga o patógeno no identificado
Las Toxinas en el Medio Ambient

La exposición a toxinas del ambiente, especialmente a algunos productos químicos sospechosos, son probables causas del CCD. Las posibilidades de exposición a tóxicos hacen difícil la localización de una causa definitiva, pero esta teoría requiere la atención de los científicos.
 Radiación Electromagnética
Una teoría ampliamente reportada es que los teléfonos celulares puedan ser el culpable del CCD. Sin embargo, científicos han buscado el vínculo entre el comportamiento de las abejas y de los campos electromagnéticos de corto alcance,  y han llegado a la conclusión que no existe unacorrelación significativa entre la incapacidad de las abejas para regresar a sus colmenas y la exposición de éstas a señ


tales de radiofrecuencias.

La EFSA ha encomendado esta cuestión a varias de sus unidades y comisiones científicas. Como parte de sus iniciativas, se publicó un informe sobre la mortalidad de las abejas melíferas y los métodos de control de las pérdidas de colonias en Europa. En él se destacaba la deficiencia generalizada de los sistemas de control en los 24 países investigados. En 2012, la EFSA publicó el informe de un grupo de trabajo que contenía recomendaciones para realizar esta labor, además de una importante guía sobre la evaluación de los riesgos de los pesticidas para las abejas.

Ese mismo año, la EFSA organizó un coloquio científico sobre la aplicación de planteamientos integrales a la evaluación de los riesgos derivados de distintos factores estresantes para las abejas, en respuesta al creciente consenso entre los científicos sobre el origen multifactorial de las pérdidas de colonias de abejas. En 2013, la EFSA publicó las evaluaciones de los riesgos potenciales para las abejas de los plaguicidas tiametoxam, imidacloprid, clotianidina y fipronil, que indicaban que dichos riesgos no pueden descartarse.

Una evaluación cualitativa reciente de los proyectos en curso (marzo de 2014) mostró que la investigación en Europa aún presenta importantes lagunas, principalmente en lo relativo al efecto combinado de varios factores y a otras especies de abejas distintas de la melífera. La evaluación también señaló que escasean los proyectos dedicados al tratamiento dentro de la colmena y la exposición de las abejas a sustancias químicas, al igual que aquellos centrados en los objetivos de protección, la diversidad de las abejas y los servicios de polinización. El informe contiene una nueva serie de recomendaciones para futuros trabajos científicos.

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