Según palabras de A. Einstein, la vida sin estos insectos sería un
desastre global. “Al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida. Sin abejas,
no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”.
Así de inquietante resulta que poco a poco las abejas vayan
desapareciendo de muchos lugares del planeta.
La Organización para la Agricultura y la Alimentación de las
Naciones Unidas (FAO) dice que hay 100 especies de cultivos que proporcionan el
90% de los alimentos en todo el mundo, y 71 de ellos se polinizan con las
abejas. Sólo en Europa, el 84% de las 264 especies de cultivo y 4000 variedades
vegetales existen gracias a la polinización por abejas.
No es cuestión de alarmarse, pero sí de estar alerta y de
preguntarnos una vez más por las consecuencias en el planeta de nuestro modo de
vida, donde todo vale con tal de que sea un negocio.
Este artículo que me parece bastante interesante ha sido publicado
en The Independent y ha sido traducido para que lo entiendas.
Especie amenazada.-
La miel, que merma la
población de abejas.
A través de toda America, millones de abejas están abandonando sus
colmenas y vuelan hasta morir, dejando a los apicultores en la ruina y
amenazando la agricultura de la región.
Esta situación es aplicable a todas las latitudes porque la
polinización en la agricultura es necesaria.
La biodiversidad es la mejor inversión de futuro, la mejor
herramienta para enfrentarnos a los desafíos presentes y futuros e incluso el
garante de la preservación de valores tan importantes para el bienestar pero a
veces menospreciados como los valores estéticos. Pero su pérdida es una de las
principales amenazas que sufre el planeta. Según la FAO, se estima que se
pierde entre el 1 y el 10% de la biodiversidad cada década.
Además, las abejas solo por sí mismas ya representan una importante
parte de la biodiversidad de nuestro planeta. En el mundo existen entre 25.000
y 30.000 especies de abejas y en España más de 1.000.
Por otro lado cerca del 90% de las plantas silvestres con flor
dependen de los insectos polinizadores para existir. En algunos casos las
relaciones de dependencia son tan extremas que una planta no existiría sin un
insecto polinizador específico y viceversa.
Hasta la fecha nadie sabe porqué.
Lee también: “Las abejas, majestuosos seres de la naturaleza“
Reportaje de Michael McCarthy.-
Tiene tintes de un misterioso asesinato de sociedad.
Apenas podríamos encontrar un mundo mas tranquilo y sosegado que el
de la apicultura.
Pero los apicultores de Estados Unidos se han encontrado de repente
con la aflicción, la calamidad y la muerte a escala masiva.
Y no encuentran ninguna pista del porqué eso está sucediendo.
ENFERMAS, PERO SIN COLAPSO
El próximo objetivo, prosiguió Lipkin, será determinar si el virus
es la única causa del fenómeno o bien están implicados otros factores --como
una toxina, el abuso de insecticidas químicos, parásitos, una nutrición escasa
o la sequía-- que contribuirían a debilitar las abejas. En el mismo sentido se
pronunció Jeffery Pettis, entomólogo del Ministerio de Agricultura de EEUU y
coautor del estudio: "Esta investigación proporciona una excelente pista,
pero es poco probable que el IAPV sea la única causa del CCD". Por
ejemplo, análisis genómicos de abejas sanas importadas de Australia detectaron
el virus, pero sus colmenas no desarrollaban el CCD. Una de las posibles causas
es que las abejas de Australia no están infectadas por la varroa, un parásito
habitual en las colmenas americanas y europeas que debilita el sistema
inmunitario.
Los científicos han descartado también como "muy poco
probables" varias hipótesis estrambóticas sugeridas en los últimos meses,
como las radiaciones emitidas por las ondas de telefonía móvil --que
supuestamente desorientarían a los insectos-- y la implantación de cultivos
transgénicos.
Ha sido el equipo de Christopher Connolly, (Univ. Dundee, GB),
quien ha investigado el impacto de dos insecticidas (los neonicotinoides y
coumaphos) utilizados en las colmenas para matar el ácaro Varroa.
Es un parásito externo de la abeja que se alimenta de su sangre. La
cría de abeja morirá o nacerá con malformaciones que le impedirán atender las
tareas de la colonia.
El resultado de los pesticidas, sólo dura 3 o 4 años, ya que se
hacen inmunes. Se prueba ahora con nuevos tratamientos no contaminantes*: como
aceite esencial de pomelo o azúcar en polvo.
Bruselas ya ha actuado con el veto a los 3 pesticidas. Habrá que
esperar a conocer nuevos datos tras su aplicación práctica.
En cuanto a la eliminación del ácaro, en EEUU han inventado un
sistema eléctrico denominado Mitezapper, o atrapa-ácaros, un cuadro eléctrico
que irradia calor y es eficaz en un 85%.
La Universidad de Pensilvania lo combate con ácido fórmico, y otros
apicultores han constatado mediante azúcar en polvo. La Universidad del Mar del
Plata (Argentina), ha ensayado con aceite esencial de pomelo, con resultados
positivos.
En nuestro día a día también podemos combatir contra esta
problemática actuando en la lucha contra el cambio climático y la
contaminación, pero aun así, se nos plantean dudas como:
¿Existen otras medidas? ¿Estamos a tiempo de remediar o deberíamos
trabajar también en la prevención de este fenómeno? ¿Están desapareciendo otros
animales que a priori no nos parecen fundamentales pero sin su actividad no
concebiríamos la vida?
Este desorden se ha registrado en por lo menos 24 estados de EE.UU.
Está teniendo un efecto principal en las colmenas móviles que se
transportan a través de los EE.UU para polinizar grandes cosechas, tales como
naranjas en Florida o almendras en California.
Algunos han perdido hasta el 90 por ciento de sus abejas.
Una estimación fiable de la extensión verdadera del problema no
será posible hasta que el invierno acabe y las colonias de abejas hibernadas
del norte de los estados despierten.
Los científicos están muy preocupados, porque si no hay una causa
obvia para la enfermedad hasta ahora, no hay manera de abordarla.
“Estamos extremadamente alarmados,” dijo Diana Cox-Foster,
profesora de entomología en la universidad de estados de Penn y uno de los
miembros principales del grupo de trabajo llamado desorden del colapso de las
colonias.
“Es una de las enfermedades más alarmantes de insectos que haya
golpeado y es potencialmente devastadora para la industria de apicultura de los
Estados Unidos y el resto de los países.
“La mayor parte de la polinización de más de 90 cosechas
comerciales que crecen a través de los Estados Unidos está proporcionada por la
Apis mellifera, la abeja de la miel, y el valor de la polinización para la
salida agrícola en el país se estima en $14.6 bn (£8bn) anualmente.
“Los apicultores alquilan
cerca de 1.5 millones de colonias cada año para polinizar las cosechas (una
colonia generalmente es el grupo de abejas de una colmena”.
La cosecha de almendra de California, que es la más grande del
mundo, extendiéndose sobre mas de medio millón de acres del estado central
valley, arrastra ahora más de la mitad de las colonias móviles de abejas en
América durante el tiempo de polinización – que es ahora.
“Algunas de las grandes
operaciones comerciales de apicultura que han sido duramente golpeadas por la
enfermedad actual han tenido que importar millones de abejas de Australia para
permitir a los almendros ser polinizados”.
Albert Einstein, el científico más conocido mundialmente, afirmó
hace ya unos cuantos años que “Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre
sólo le quedarían 4 años de vida” o “Si las abejas desaparecen, también el
hombre“.
Son frases rotundas y a las que muchos han hecho oídos sordos
porque, parece, que nos resulta difícil pensar que un insecto tan pequeño pueda
cambiar nuestra vida de forma absoluta. Aunque, si nos detenemos a pensar en
las funciones que cumplen las abejas, probablemente nuestra percepción variaría.
Sin abejas: desparece la vegetación y animales
Si nos basamos en detalles históricos y estudios podemos afirmar
que la abeja lleva habitando la Tierra desde hace 80 millones de años. Desde
textos en los que se mencionaba el néctar dulce que fabricaban las abejas como
pinturas rupestres en las que se puede ver a los hombres recolectando dicha
miel, jeroglíficos, Mesopotamia, China… La abeja ha acompañado al hombre desde
los primeros tiempos hasta hoy, momento en el que están en peligro.
Las abejas están desapareciendo
La población de abejas está disminuyendo a nivel mundial y la
preocupación generada es lo suficientemente importante como para que comiencen
a tomarse medidas pero, la primera pregunta que tenemos que hacernos es ¿por
qué desaparecen? La respuesta más obvia y más certera es el propio ser humano.
Hay datos que son un escándalo: en Oregón (EEUU) murieron 50.000
abejas por los efectos de un pesticida; en Europa han muerto muchísimas abejas
debido al uso de un fertilizante (neonicotinoides) según la Comisión para el
Control de la Seguridad Alimentaria de la Unión Europea (EFSA).
El microorganismo, descubierto en Israel en el 2004, actúa en los
insectos debilitados
ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA
La desaparición masiva de abejas en colmenas de EEUU y posiblemente
de otros países del mundo está vinculada a un virus conocido con las siglas
IAPV, según sostiene una investigación norteamericana que se publica hoy en la
revistaScience. Los autores del trabajo descartan como origen de la rara
enfermedad la acción de un ácaro o de un hongo, como a menudo se ha sugerido,
pero al mismo tiempo creen que los estragos causados por el IAPV han contado
posiblemente con la colaboración de factores ambientales.
abejas
El síndrome del despoblamiento de las colmenas, en inglés CCD
(Colony Collapse Disorder), se detectó por primera vez en EEUU en 1996, aunque
hasta el 2003 no alcanzó carácter de grave epizootia, con numerosos casos
documentados en España y otros países europeos (Alemania, Italia, Portugal,
Bélgica, Polonia, Holanda, Grecia). En las colmenas afectadas por el CCD, las
abejas adultas desaparecen dejando la miel y el polen recolectado, pero
prácticamente nunca se detectan insectos muertos porque fallecen en el campo,
lejos de su colonia.
Los investigadores secuenciaron genéticamente los intestinos de
abejas sanas y enfermas en busca de diferencias --microorganismos como
bacterias, virus y hongos-- que explicaran el síndrome. Las muestras fueron
tomadas en diversas regiones continentales de EEUU, aunque también se
compararon con abejas sanas y jalea real procedentes de Hawai, Australia y
China.
El principal resultado fue el hallazgo en las colmenas enfermas de
una variante del IAPV (israeli acute paralysis virus), un patógeno que fue
identificado por primera vez en Israel en el 2004. "Podría ser la causa
potencial del CCD", explicó ayer prudentemente uno de los autores del
trabajo, Ian Lipkin, de la Universidad de Columbia, en Nueva York. No se ha
probado una relación causal entre el agente infeccioso y el CCD, dice el
artículo de Science, pero el IAPV fue el único microorganismo presente en
prácticamente todas las muestras procedentes de colmenas afectadas.
ntre los problemas de la salud que estos insectos sufren se encuentran malformaciones,
trastornos del sistema nervioso y del comportamiento o desorientación.
Especialmente por la falta de orientación gran parte de las abejas
enfermas no llegan a encontrar su colmena o, si la encuentran, a veces no son
reconocidas y se las rechaza.
En los EE. UU., tan sólo el último invierno, el número de panales
se redujo en un 34%, según un censo del Servicio de Investigación en
Agricultura de ese país, en el cual algunos apicultores experimentaron pérdidas
de más del 60% en un año.
Las Abejas salvajes se alimentan de la diversidad de flores de su
hábitat, disfrutando de una variedad de fuentes de polen y néctar. Las abejas
están comercialmente limitidas por cultivos específicos, como las almendras,
arándanos y cerezas. Las colonias mantenidas por apicultores aficionados no les
va mejor, ya que los barrios suburbanos y urbanos ofrecen limitada diversidad
de plantas. Las abejas que se alimentan de los cultivos únicos y de las escasas
variedades de plantas, pueden sufrir deficiencias nutricionales que afectan a
su sistema inmunológico.
Plaguicidas
Cualquier desaparición de una especie de insectos implicaría el uso
de plaguicidas como una posible causa, y el CCD no es una excepción. Los
apicultores están particularmente preocupados por una posible conexión entre el
CCD y el neonicotinoides, que corresponde un grupo de pesticidas a base de
nicotina. Uno de estos plaguicidas, el imidacloprid, se sabe que afecta a los
insectos de manera similar a los síntomas de hallados por el CCD.
Cultivos Transgénicos
Otro sospechoso del CCD es el polen de los cultivos transgénicos,
en particular, el maíz modificado para producir la toxina Bt (Bacillus
thuringiensis). La mayoría de los investigadores coinciden en que la exposición
al polen Bt, por sí sola, no es una causa probable de CCD. No todas las
colmenas de forrajeo de polen Bt han sucumbido al CCD, ya que, algunas no se
alimentaban cerca de los cultivos transgénicos. Sin embargo, un posible vínculo
que pudiese existir entre el Bt y las colonias que desaparecen, es cuando las
abejas, ya debilitadas por otras causas, establecen contacto con el Bt.
Apicultura Migratori
Los apicultores comerciales alquilan sus colmenas a los
agricultores, lo cual lleva a una traslado constante. Para las abejas, la
orientación de su colmena es vital para la vida, por lo cual, el moverse de un
lugar a otro debe ser estresante para ellas. Además, el mover las colmenas
puede diseminar enfermedades y agentes patógenos, porque las abejas se
entremezclan en los campos.
En el Reino Unido hubo pérdidas de panales de hasta un tercio en
los dos últimos inviernos.
De continuar esta mortandad las consecuencias en el mundo
experimentaría un impacto en la alimentación y hasta en la industria textil,
pues, por ejemplo, escasearía la alfalfa para el ganado, frutas, verduras,
nueces, semillas aceiteras, algodón, etc. Incluso desaparecerían muchas flores
silvestres y aves libres.
“Las abejas contribuyen a la seguridad alimentaria mundial y su
extinción representaría un terrible desastre biológico, dijo Bernard Vallat, de
la Organización Mundial para la Salud Animal.
Las abejas son tendencia. En 2015 se colaron (merecidamente) en las
búsquedas más populares de Google en España: la pregunta “¿Qué pasaría si no
hubiera abejas?” está entre las diez más buscadas durante el año pasado.
“Si las abejas desaparecieran, a la humanidad le quedarían cuatro
años de vida”. Esta frase, que se atribuye a Einstein, puede ser un poco
extrema, pero no deja de ser cierto que la desaparición de las abejas sí
supondría un enorme reto para la humanidad: la biodiversidad, nuestra
alimentación e incluso la economía se verían seriamente dañadas. Entonces… ¿Qué
pasaría si no hubiera abejas? Estas serían algunas de las consecuencias:. Adiós
al equilibrio ecológico
La compleja red de la vida en la Tierra se vería profundamente
afectada. Las abejas y otros insectos desempeñan una de las funciones más
fascinantes y fundamentales para la vida tal como la conocemos: la
polinización, pieza fundamental para que las especies vegetales sigan
existiendo. Por supuesto, de ellas dependen enormes beneficios para el medio
ambiente y los ecosistemas, lso llamados “servicios ecosistémicos”, como la
manutención de la calidad del aire que respiramos y de un clima adecuado. Los
frutos y semillas son a la vez la dieta exclusiva de innúmeras especies
animales, que a su vez son el alimento de otras muchas especies.
Las abejas, además de productoras de miel, son indispensables para
la polinización de las flores y de las plantas. Las abejas constituyen un
elemento en la cadena interactiva de los ecosistemas. El papel de la abeja es
muy importante en los diversos ciclos de la vida de diversas especies. Sin
abejas no hay miel, pero sobretodo, no hay reproducción, desaparecen
determinadas especies vegetales, con lo que desaparecen diversas especies de
animales.
Hace algunos años, los apicultores del mundo comenzaron a reportar
la desaparición de colonias enteras de abejas, aparentemente durante la noche.
Sólo en los EE.UU., miles de colonias de abejas se perdieron por el denominado
CCD (Colony Collapse Disorder). Las teorías sobre las causas del CCD, surgieron
casi tan rápidamente como las abejas desaparecieron. Aún no existe una causa o
respuesta definitiva. La mayoría de los investigadores esperan que la respuesta
sea una combinación de factores. Aquí se establecen diez posibles causas del
CCD.
Casi todas las abejas reinas, y posteriormente todas las abejas,
descienden de uno de los varios cientos de reinas reproductoras. Esta reserva
genética limitada puede degradar la calidad de las abejas reinas para iniciar
nuevas colmenas, y el resultado en las abejas que son significativamente más
susceptibles a enfermedades y plagas.
Prácticas Apícola
Dividir o combinar las colmenas, la aplicación de acaricidas
químicos, o de la administración de antibióticos son prácticas dignas de
estudio. Algunos apicultores e investigadores creen que estas prácticas,
algunas de las cuales tienen siglos de antigüedad, son la única respuesta al
CCD. Sin duda., estas tensiones en las abejas podrían ser factores
contribuyentes
Los Parásitos y Agentes Patógenos
Las plagas de abejas conocidas como la loque americana y ácaros
traqueales, no llevan a la colonia, por si sola, a un estado CCD, sin embargo, algunos
sospechan que pueden hacer que las abejas sean más susceptibles a ella. Los
productos químicos utilizados para controlar los ácaros varroa comprometen aún
más la salud de las abejas melíferas. Incluso, la respuesta al enigma del CCD
podría estar en el descubrimiento de una nueva plaga o patógeno no identificado
Las Toxinas en el Medio Ambient
La exposición a toxinas del ambiente, especialmente a algunos
productos químicos sospechosos, son probables causas del CCD. Las posibilidades
de exposición a tóxicos hacen difícil la localización de una causa definitiva,
pero esta teoría requiere la atención de los científicos.
Radiación Electromagnética
Una teoría ampliamente reportada es que los teléfonos celulares
puedan ser el culpable del CCD. Sin embargo, científicos han buscado el vínculo
entre el comportamiento de las abejas y de los campos electromagnéticos de
corto alcance, y han llegado a la
conclusión que no existe unacorrelación significativa entre la incapacidad de
las abejas para regresar a sus colmenas y la exposición de éstas a señ
La EFSA ha encomendado esta cuestión a varias de sus unidades y
comisiones científicas. Como parte de sus iniciativas, se publicó un informe sobre
la mortalidad de las abejas melíferas y los métodos de control de las pérdidas
de colonias en Europa. En él se destacaba la deficiencia generalizada de los
sistemas de control en los 24 países investigados. En 2012, la EFSA publicó el
informe de un grupo de trabajo que contenía recomendaciones para realizar esta
labor, además de una importante guía sobre la evaluación de los riesgos de los
pesticidas para las abejas.
Ese mismo año, la EFSA organizó un coloquio científico sobre la
aplicación de planteamientos integrales a la evaluación de los riesgos
derivados de distintos factores estresantes para las abejas, en respuesta al
creciente consenso entre los científicos sobre el origen multifactorial de las
pérdidas de colonias de abejas. En 2013, la EFSA publicó las evaluaciones de
los riesgos potenciales para las abejas de los plaguicidas tiametoxam,
imidacloprid, clotianidina y fipronil, que indicaban que dichos riesgos no
pueden descartarse.
Una evaluación cualitativa reciente de los proyectos en curso
(marzo de 2014) mostró que la investigación en Europa aún presenta importantes
lagunas, principalmente en lo relativo al efecto combinado de varios factores y
a otras especies de abejas distintas de la melífera. La evaluación también
señaló que escasean los proyectos dedicados al tratamiento dentro de la colmena
y la exposición de las abejas a sustancias químicas, al igual que aquellos
centrados en los objetivos de protección, la diversidad de las abejas y los
servicios de polinización. El informe contiene una nueva serie de
recomendaciones para futuros trabajos científicos.